ABARIM
Permanece abierta la ventana a la memoria de Antonio Pino, un hombre para quién nada hay tan hermoso como luchar con desprendimiento y altura de miras por el bien común, que se esforzó denodadamente por defender la que siempre consideró una causa justa. Un hombre para el que la poesía, lejos de servirle como evasión de la realidad, era la mediación necesaria para expresar sus inquietudes profundas y para comunicar sus emociones. Su poesía se nutría de la experiencia vital y, la nueva realidad surgida en ella, nutría y vigorizaba su vida.