

La Gomera, redonda como una rosa de los vientos, nos ofrece múltiples posibilidades para conocerla, ya sea su centro umbroso y terciario, el andenado septentrión o las vastas lomadas sureñas. En nuestro eje ilusorio norte/sur, Arguamul y Tejiade parecen opuestos, pero son, en esencia, dos rincones ineludibles si queremos adentrarnos en una isla que, entre los cuatro puntos cardinales, nos ha de fascinar sin lugar a dudas. La Gomera, rosa de los vientos festoneada de azul, guarda inesperadas sorpresas. La recorreremos como un navegante a la búsqueda de tesoros perdidos, dará igual el rumbo a escoger, con certeza encontraremos espléndidas joyas entre bancales, taparuchas, palmeras y barrancos.