En CHIQUILLOS DE LOS 40 Antonio Guerra León refleja magistralmente, a través de sus recuerdos, un período crucial, los años de posguerra.
Con gran pasión, evoca los años de su niñez y los elementos que marcaron una época, como las viejas cartillas de racionamiento, el tranvía, los juegos de antaño en los que la imaginación era la principal herramienta, y tantas y tantas cosas que sin duda emocionarán al lector.
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CHIQUILLOS DE LOS 40 no es sólo un reflejo auténtico de una época, es además un apabullante desgranar de datos, nombres y anécdotas que superan con creces lo que puede ofrecerse en una crónica al uso de una época histórica tan concreta. Porque lo que se reseña es la vida de la calle, hasta el punto de que en sus páginas se siente el bullicio que sus protagonistas dejaron entre los adoquines.
Es la narración de una época difícil, de un tiempo malo como carne pescuezo, en palabras de Antonio Guerra, pero que los niños hicieron bueno, cosa que hoy nos recuerdan para nuestro consuelo y satisfacción.
Julio Fajardo