En esta obra queda patente la extraordinaria talla poética de Oswaldo Izquierdo Dorta. Como en estos versos que dedica al silbo gomero
En la aguja de tu voz
enhébrame las mañanas,
con aliento del alisio
y regusto de retama.
En palabras de Luis Cobiella:
Ninguno de los instrumentos considerados por el autor alcanza la música de sus poemas gomeros, esa geografía cantada; y hablar de la paz, del amor y la amistad no puede hacerse sino cantando interiormente cuando de poesía se trata: y en efecto, indudablemente este libro trata de poesía; y la trata como sólo verdaderos poetas lo hacen: con respeto, inseguridad y atrevimiento.