EL SALTO DE LOS ENAMORADOS
Cuando un hombre o una mujer adopta la drástica e irrevocable decisión de suicidarse y, con ello, dar término a todas sus penalidades, desasosiegos y penurias, da origen a una leyenda, más o menos fundamentada, en la cual proliferan las más arduas y sofisticadas elucubraciones respecto a dicho asunto.
Todo lo que se relata en mi novela es ficticio: los personajes, las acciones, las reflexiones, etc. Lo único que sí es real es el lugar: El Salto de los Enamorados, un precipicio en el barranco de Tenisca en La Palma.
En dicho Salto se han llevado a cabo numerosos suicidios. Así que lo que se relata en esta obra y que es puro producto de mi humilde imaginación podría atribuirse a cualquiera de dichos suicidios o a algún suicidio imaginario que globalizara, en un aura mística y abstracta, a todos ellos.
Fabio López, protagonista de la novela, acude a este lugar siniestro dispuesto a quitarse la vida. Llega a las 12 de la noche provisto de una botella de coñac y un paquete de cigarros. Durante las horas que permanece en este tétrico lugar y mientras toma su coñac sorbo a sorbo y fuma sus cigarrillos, uno tras otro, va recordando todas las vicisitudes angustiosas de su triste y agitada vida, sus desengaños sentimentales, adversidades económicas, proyectos frustrados, sus penurias, sus engaños y desencantos...
El autor