Francisco Rodríguez Medina es un hombre que hereda profundamente la memoria rural de su isla. Viejas historias de caciquismo y de insumisión también, en una comunicación profunda con los ancestros. Brote de naturalismo en la prosa descarnada de los primeros capítulos que anuncian constantemente un drama.
Esta anticipación de un desenlace fatídico es uno de los primeros logros de esta historia, pues parece que existe un crescendo que vaticina la fatalidad y que remueve nuestra conciencia, al contemplar un manojo de personajes tan frescos y tan perdedores.
Luis León Barreto