Este es sin duda uno de los libros más importantes escritos en Canarias en los últimos años: por las historias que narra, por el manejo admirable del relato, por el laberinto en el que se conjugan el amor, la ruina y el destino.
Cuando uno tiene en sus manos una obra póstuma resulta fácil conmoverse. Pero cuando además- esa obra contiene páginas de gran literatura, uno lamenta que la autora no pudiese contemplar con sus propios ojos el éxito de su esfuerzo.
La sensibilidad y el dominio estilístico se dan la mano en estas páginas que enseguida prenden en el lector. Esta revisión de unas vidas, esta especie de ajuste de cuentas, nos deja ver los lados más sombríos y más gozosos de la condición humana. La memoria rural del norte de la isla de La Palma, los secretos inconfesables, la violencia interiorizada, el borbotón de emociones tamizado por una gran capacidad descriptiva.
He aquí una escritora capaz de poner en pie sus propios demonios, esa parte de la vida colectiva que está sumergida hasta que alguien es capaz de sacarla a flote. Admirable coro de voces desmelenadas, rencillas escondidas entre los barrancos, afectos y sinsabores, maldiciones y esperanzas. Isla, sirena o espejo como dice la autora en esta novela que sorprenderá a muchos.
Luis León Barreto